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Fabián Herrero
La nostalgia es la que hace sonar el tambor de mi corazón / Fabián Herrero [+]

ISBN-978-987-8952-85-7

Por Roberto daniel Malatesta

A los 20 años se tiene fe, esperanza y poesía, luego todo se va desdibujando, salvo que decidas, no sólo es destino también es deseo, ser poeta. Si estás en una ciudad rodeada de agua, dónde no sólo la tierra sino el cielo que tiene olor a río, este paisaje se hará carne y se hará palabra.

 Y una fuerte, larga cadena invisible te ata a la tierra. Esa misma tierra en dónde nacieron fe, esperanza y poesía y se fundieron las tres en el latido de una vida:  aquel que da voz a la nostalgia que hace sonar el tambor. Ese juego entre la lengua coloquial y la imagen de raíz surrealista, ese entretejido, hace a la particularidad de la poesía de Fabián Herrero.  Pero el poeta no advierte el paso de una frontera a la otra, y es lógico puesto que está en su casa poética.  Cuando dice “la edad del agua y del fuego”, está refiriéndose a la edad de la poesía, tampoco sabemos si lo advierte, pero tampoco importa, no avanza sobre la página con su intelecto o buscando una identidad con lo “que se escribe”, es absolutamente personal, y es su mayor logro.

 

Días como perros perdidos

ISBN-978-987-4044-99-0

Por Eduardo Mileo 

Silencio. Soledad. Desamparo. Falta de todo lo que orienta. Falta de oriente: el sol no sale. La vida se diluye en la nada. Nada tiene sentido. Nada es lo único que tiene sentido. Cuando habla la muerte, la vida se vuelve silencio. La soledad es nuestra compañía. El desamparo, nuestro cobijo y nuestra casa.

Fabián Herrero pinta su cuadro de duelo con pinceladas precisas: “Vivo / en los ojos cerrándose dentro del día / salvaje”. No ver. No oír. No sentir. Lo insoportable nos pone frente a nuestra fragilidad. Nos obliga a buscar un reparo, que sabemos efímero, pero necesario. Encontrar un lugar donde la vida no sea profanada.

Porque cerramos los ojos, o porque sólo vemos nuestro desconsuelo, somos “sombras en un mundo invisible”. “Haga / lo que haga, / todo hace que mi mundo / se encoja”. Desaparecen nuestros seres queridos. Cambian las reglas y las cosas se nos vuelven extrañas. El mundo nos va dejando solos.

“Días como perros perdidos” nos enfrenta a nuestro dolor como frente a un espejo. Allí nos vemos, y el propio reflejo nos desorienta. Buscamos, entonces, una salida. A pesar de la angustia, “(…) los sueños // no // quieren // irse (…)”.

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La luna tiembla en mi cuerpo de agua

ISBN-978-987-4044-73-0

 

Por Roberto Malatesta

 

...el cielo es un sueño/ escrito por el mar.

Hay quienes nunca se van, aunque se marchen, Saer nunca se fue de su ciudad, Santa Fe. Fabián Herrero aún camina por sus calles, visita sitios de agua, casas y pasto en el corazón de la felicidad, el humo de la sopa es una isla y, aún a orilla del mar, poéticamente parte desde ese mundo donde se transita con los pies en el agua, “Oigo al río/ que despierta, camina/ en mi corazón.” Sus ojos se han llenado con los colores de la primera poesía, “en el sitio en donde las cosas/ amanecen”, eso no se abandona sin traición, y no la hay en esta poética, hay fidelidad a la imagen y al amor que devuelve en palabras. Basho advertía sobre los riesgos de no ver en flor e imaginar en luna, siendo así no es extraño que para el poeta las ramas de un árbol nazcan de un sueño, pese al mundo horrible, pese a las islas incendiadas, o quizá, por ello mismo. Poesía como una corriente que equilibra y, como cantó otro santafesino, Horacio Rossi, hace habitable al mundo.

 

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Fabián Herrero
Fabián Herrero
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