Partidas-Abjurar de los cuerpos
Catalina Boccardo [+]
ISBN-978-987-8952-81-9
Catalina Boccardo en “Partidas-Abjurar de los cuerpos”; presenta poemas que tienen en común un territorio, un pasado, una lengua particular materna y las variables materiales y simbólicas que esos elementos imponen a lo largo del tiempo a quien vaya a referirlas, copiarlas, escribirlas, enunciarlas (“Sálvame de eso indeseado que regresa/ a la tierra/ al agua/ mi torpe escritura”). Los cuerpos, su materialidad, goce y límite y los cuerpos textuales, territorios en pugna para la publicidad, el catastro, la economía y el claustro: lo que se consume, lo que se cerca, lo que se merca, lo que se encierra. El mandato y los que mandan. O se las mandan. Los índices de mortalidad infantil en la región que es aludida por la autora son históricamente escandalosos (“Etapas/ en que no alcanzo a succionar o crecer/ soy un puñado de células temerosas/ de cualquier forma humana”). Mencionamos ese dato de la estadística porque cada verso encierra en sus palabras el peso gravitatorio de una realidad hostil y violenta; nadie puede saber desde cuándo se escribe un poema, qué se nombra, cuándo se inicia o concluye. El estómago es anterior a cualquier complejidad teórica (ya fue dicho demasiadas veces). El desocupado lector hallará esos rasgos tácticos del lenguaje, confrontativos. La literatura nunca fue una academia Pitman.
Partidas-Pueblo fantasma
ISBN-978-987-8952-80-2
“Partidas-Pueblo fantasma” de Catalina Boccardo indica al menos dos situaciones en pugna: al escribir poemas se materializan aquellas líneas que debemos a un prestamista y usurero insular: estamos haciendo lo mismo hace milenios: ustedes allí, en las sombras; yo haciendo lo que nadie se atreve; y un detalle de orden mecánico, industrioso y nominal: curiosamente con la aparición de los dobles apellidos en la escena nativa, también se empezaron a socializar los fusiles de repetición. Hubo una época en esta dulce tierra en donde los territorios eran la tierra incógnita (“No importan los apellidos / las actas de nacimiento // Ni siquiera nos mencionan / bajo nuestro idioma”). El título supone algunas escenificaciones particulares: las partidas de nacimiento, las actas, la partida policial, es decir la policía antes del manual de instrucciones, del pasaje al acto; las partidas clásicas del héroe que llegaron a nosotros desde remotas civilizaciones y la del poema nacional, puestas en escena, actos. Un fantasma recorre las páginas de este volumen: (“Hambre, la palabra/ menos dicha // Asumir que el estómago / cruje / hacia la tierra”). Existe una generación que se alimentó con granos de soja que, en principio, eran facturados a ultramar para el consumo de reses y cerdos (esos granos incluían legalmente cien veces más restos biocidas que aquellos destinados para la ingesta humana; y eran más baratos). Hoy hay mapas, hay funcionarios, y hay muchos funcionarios con cuentaganado que en el mapa de su haber tienen muchas reses y cerdos. Hay mucha sangre derramada todavía. Hay papeles públicos y hay papeles privados, así como hay poetas y poetas consulares, muchos se van para el Maiami (aprenden a minimizar los riesgos de sanción, traducen, duplican, se borran) y otros se van para el carajo (“Los poetas no sobreviven a sus palabras”).
Partidas-Bien común
ISBN-978-987-8952-79-6
Catalina Boccardo expone en “Partidas - Bien común” una matriz retórica, el pulso ora frenético, ora cauto, del recuerdo, los presagios y el amor, bajo sus diversas máscaras (indefensión, exilios, muertes); junto con el prójimo y en contra de él (“Saturday night fever / los irreales gritos / un Mundial de fútbol”). Consciente de que cada cual es dueño de su miedo y de su afán, el presente volumen indaga para tener siempre presente ese motivo, recuerda para saber que se tuvo algo con sus fintas y brillos y pergeña un acto de fe con todo el ímpetu del mundo que necesita cualquiera que se posiciona a cierta hora ante un cuaderno y un rectángulo en blanco, para intentar el registro minucioso de cuanto aguarda y que luego no será posible volver a ver más (“y sé / alguna vez / debí ser el amo / alguna vez fui sus perros”). Correr riesgo, ruego o riego; al abrir del corazón de otros, se corre el riesgo de hallarlos hueros; pero se sabe que en los libros cualquiera miente o se equivoca y en ello reside la gracia e imaginamos que hay razones que se aprenden cuando no se consiguen enunciarlas a tiempo o cuando no se comprende alguna broma pasajera en esos filmes con un final feliz; y entonces ya es improbable confundir el camino con los nombres que lo alegan, la sangre con la plática de la sangre como tema para los talleres de escritura creativa: (“Palabra adentro de otras / Quien te escribe / Así / se saca la mordaza”).
Formosa
ISBN-978-987-8952-15-4
Acaso porque escribir suponga un rito semejante al de prometer algo en silencio (“creer en lo que creíamos/ sin arrodillarse”), Catalina Boccardo presenta al desocupado lector algo triste y dulce a la vez; esta definición se incluye en la dedicatoria a la madre y fue vertida en otra lengua además del guaraní; en lo misterioso del lenguaje ocurren las cosas (“todo lo que quiero narrar está vivo”), en cada palabra y lo que ellas guardan de amor, de pena y de dudas. El libro retoma también las preguntas de un insumiso pensador nativo: ¿La Argentina no tiene nada que ver con los indios? ¿Y con las indias? ¿O nada que ver con América Latina? Y sigo preguntando: ¿No hubo vencidos? ¿No hubo violadas? ¿O no hubo indias ni indios? ¿O los indios fueron conquistados por las exhortaciones piadosas de la civilización liberal-burguesa que los convenció para que se sometieran e integraran en paz? ¿Y qué significa “integrarse”? Pero, me animo a insistir: ¿por qué no se habla de los indios en la Argentina? ¿Y de su sexo? ¿Qué implica que se los desplace hacia la franja de la etnología, del folclore o, más lastimosamente, a la del turismo o de las secciones periodísticas de faits divers? Por todo eso me empecino en preguntar: ¿no tenían voz los indios? ¿O su sexo era una enfermedad? ¿Y la enfermedad su silencio? Se trataría, paradójicamente, ¿del discurso del silencio? O, quizá, los indios ¿fueron los desaparecidos de 1879? Sutiles estrategias del mercado pretenden que la poesía fabrica presente y que tal es su sentido; “Formosa” trata del porvenir, no imagina un mundo donde los escolares deban recitar estos versos ni los de otros, pero los postula para que puedan ser leídos por primera vez, muchas veces, aunque no se sepa dónde comienza y donde concluye (“formosa es irreal/ la orquídea que inventaste y adorna tu dolor”).
El pico de los pájaros
ISBN-978-987-4044-64-8
El libro mayor de la poesía argentina cristalizó la idea del cantor que realiza, en su impulso o frenesí, una práctica de transferencia de una lengua a otra: como el ave solitaria con el cantar se consuela. En "El pico de los pájaros", Catalina Boccardo no reseña con tanta minucia un libro como el ramito de violetas olvidado entre sus páginas; le llama más la atención la brisa que el andén. Un suceso extraordinario, la irrupción de un ser vivo, una torcaza en medio de la ciudad destruida por las luces de neón, la predispone a la pesquisa y a la incógnita permanente ("hasta que su imaginación indica/ dónde, / cómo, qué"). Acaso le deba una incitación o un modelo a cierta sugerencia minimalista: escribir con los atributos de lo inmenso, con un poder renovado ("Yo encontré la salvación, un pájaro herido"); y en el trance inexacto y leve, de una lengua a otra, indaga ("Seguiré preguntando: cuál lenguaje"), consciente de que esa pequeña distancia lo justifica casi todo y de que la belleza admite escasas enmiendas.